Un 9 de agosto de 1949, el Ministerio de Educación creaba la Rama Técnica de Educación Especial, que con el paso del tiempo se transformaría en una modalidad. En reconocimiento del gran avance que significó esta iniciativa, la fecha quedó fijada como el Día de la Educación Especial.
¿Cómo trabajan los maestros especiales?
Daiana Gallo, directora de la Escuela de Educación Especial “Hellen Keller“, explica: “antes, la educación especial tenía un diseño curricular aparte, donde se planteaban objetivos a largo plazo, pero todo fue modificandose. Ahora todos trabajamos con el mismo diseño, pero se arman planes de trabajo para que el alumno pueda apropiarse de ese conocimiento y esas nuevas habilidades“.
La educación especial durante la pandemia
“El año pasado, que fue el año donde más estuvimos con el ASPO, fue difícil organizarse” expresa Gallo. “Pero después, nos fuimos organizando, hablando con las familias, acordando a quién le convenía hacer videollamada, porque por ahí tenía acceso a una red de internet, o tenía dipositivos electrónicos para trabajar. A quienes no tenían acceso, nosotros les preparábamos un cuadernillo en formato papel, que se entregaba cuando hacíamos el Servicio Alimentario Escolar” relata.
Las videollamadas tuvieron que ser pensadas especialmente, para que los alumnos hipoacúsicos no quedaran afuera de la clase: “cuando las organizábamos, siempre estaba la profesora de sordos haciendo la interpretación del lenguaje de señas, para que ese alumno pueda interpretar y trabajar con las consignas que entregaba el docente. Se brindaron todos los medios para que el alumno, de alguna manera, pueda continuar con el aprendizaje“.
Normalmente, la Escuela Especial trabaja con turnos de ocho horas. Cuando los chicos volvieron a la presencialidad, las burbujas se repartieron, de manera que durante una semana un grupo vaya a la mañana y otro a la tarde, para luego intercambiar los horarios en la semana siguiente.
“Los alumnos se adaptaron muy bien a todo eso, no hubo necesidad de tener que remarcar el protocolo. La verdad es que se está trabajando muy bien” detalla la directora. Y agrega: “ellos estaban muy ansiosos, tuvimos chicos que por ahí se enojaban, y desde la virtualidad se ponían mal por esto de no poder vernos, y de no tener un contacto más fluido en cuanto a la conversación. Pero de a poco fueron adaptandose. Y este año, cuando volvimos, la respuesta fue fabulosa, todos estaban muy contentos“.
El placer de educar
Al momento de pensar en su profesión, Daiana sostiene: “siempre me gustó la docencia y más me gustó ejercer esta profesión. La verdad es que es gratificante ver cómo avanzan los chicos y como van aprendendiendo“. Y confiesa: “soy feliz con el trabajo que hago. Me tocó estar en la dirección, y la verdad es que me encanta acompañar a los docentes, a los alumnos, estar en los momentos que ellos lo necesitan. Lo hago con mucho placer“.