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De Giles a la Antártida, sin escalas

Mariano, en la fría Antártida.
Cuando uno nombra a la Antártida, por lo general, lo imagina como un lugar al que no podría llegar, casi inaccesible. Pero, por el contrario, el Sector Antártico Argentino es un sitio al que acuden muchos científicos y otros profesionales de la ciencia para investigar y estudiar distintas temáticas referidas a la naturaleza. El gilense Mariano Valli, próximo a graduarse en Biología, tuvo la oportunidad de ir dos veces al continente blanco e Infociudad se contactó con él para conocer su experiencia. IC: ¿Cómo surgió la posibilidad de ir a la Antártida? ¿Cómo fueron tus dos experiencias?M.V.: Tuve la posibilidad de participar de dos campañas antárticas de verano en la Base Científica Dr. Carlini, de la Dirección Nacional del Antártico. Por allí pasa casi el 90% de los científicos argentinos que trabajan en Antártida. En la primera campaña, en 2014, fui como integrante de un proyecto de investigación en donde se estudian los efectos del cambio global sobre la comunidad de algas marinas bentónicas de Caleta Potter. Recuerdo que en 2013 recibí  un llamado en el que me propusieron ir a la Antártida para aplicar una herramienta informática que habíamos estado desarrollando en la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) al que inmediatamente contesté que sí. La  segunda campaña la realicé el verano pasado y fue en el marco de mi tesis de grado, con la misma orientación que el trabajo anterior y avanzando en temas que surgieron de la primera campaña.IC: ¿Por qué lo hiciste? ¿En qué consistió tu trabajo? M.V.: Como estudiante de Biología creo que es muy importante aprender a trabajar tanto en el laboratorio como en el campo. La Antártida ofrece uno de los lugares más increíbles y ricos para trabajar en investigación. Mi trabajo allí consistió en la toma y el análisis de muestras de macroalgas del submareal antártico y de la fauna asociada a estas algas; es decir, organismos que las emplean como hábitat (crustáceos y moluscos, entre otros), en el marco de un escenario de cambio climático. A su vez, obtuvimos imágenes digitales de alta resolución que son analizadas mediante procesamiento automatizado con un software que se desarrolló en la UNGS.IC: Y a grandes rasgos, ¿qué resultados arrojó la investigación?M.V.: Los estudios realizados en esta zona muestran que las comunidades costeras están siendo afectadas por el creciente aumento del derretimiento glaciario relacionado con un aumento de las temperaturas. En cuanto a las tareas enmarcadas en mi tesis, tengo estudios preliminares, ya que aún estamos analizando datos y resta realizar muchos análisis.IC: ¿Cuánto tiempo estuviste y con cuántas personas compartiste la experiencia?M.V.: En mi primera campaña estuve exactamente dos meses. Y en la segunda campaña pasé casi tres meses. En general, esta es la duración promedio de una campaña antártica de verano. En la base científica Carlini hay aproximadamente 80-90 personas por campaña de verano. La mayoría son científicos y miembros de la dotación de la base (mecánicos, buzos, cocineros, informáticos, entre otros). Durante el  invierno sólo quedan 20-30 personas, de las cuales sólo una es científico y es el responsable del mantenimiento de los laboratorios y de la continuación de las tareas de investigación. El resto corresponde a la dotación.IC: ¿Qué requisitos tiene que tener una persona si desea ir a la Antártida?M.V.: El requisito primordial es contar con un excelente estado de salud física y mental, por lo cual todos los candidatos se someten a una serie de estudios en el Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial. La Antártida es un área protegida por el Tratado Antártico y dedicada a la paz y a la ciencia, por lo que podría pensarse que sólo científicos pueden trabajar allí. Sin embargo, también pueden participar de las campañas profesionales de otras áreas, artistas plásticos y músicos en proyectos culturales, periodistas, fotógrafos, etc.IC: ¿Cómo es vivir en la Antártida? ¿Qué es lo que más te llamó la atención y qué cosas tuviste que cambiar de la vida que lleva cualquiera de nosotros en Giles?M.V.: En lo personal es al revés, lo difícil o aburrido es la vida cotidiana. El clima antártico es cambiante y peligroso, la temperatura y la sensación térmica varían todo el tiempo dependiendo de la velocidad y la dirección del viento, y las tormentas de nieve repentinas pueden aparecer y durar una semana o sólo unas horas, por lo que hacer planes no es siempre factible. Es imposible tener una rutina. A diferencia de Giles o Capital, en Antártida no tenés que tomar colectivos para llegar a tu trabajo ni tampoco un remis para ir a hacer las compras. El laboratorio es el edificio de al lado de la habitación, y el “súper” está también ahí al lado. Lo que tiene de increíble este súper es que no tenés que sacar tu billetera para comprar; por dos o tres meses no tenés idea de los precios. También te olvidas de internet y de la comunicación ya que la conexión nunca es buena. Esto hace que te desconectes un poco del mundo. Y cuando regresas, parece que en dos meses hubieran pasado años.IC: Teniendo en cuenta las irregularidades que están sucediendo en el Instituto Antártico Argentino, ¿crees que la política antártica está bien dirigida o pensas que se puede mejorar y que hay muchas cosas por hacer todavía?M.V.: Yo no pertenezco al IAA, fue a través de un convenio de colaboración con mi Universidad que pude participar de las dos campañas y colaborar con investigadores del Instituto. Por ello, no estoy al corriente de la situación en la que se encuentra en este momento. Pero me preocupa que no se fortalezcan las políticas de apoyo a la ciencia en general, tal como la reducción de más del 30% del presupuesto para el 2017, que limitaría las posibilidades de llevar a cabo las investigaciones actuales y futuras, y la posibilidad de inserción en el sistema científico de los jóvenes que estamos en etapa de formación. Pienso que nuestro país debería darle mucha más relevancia a la investigación en la Antártida, teniendo en cuenta que es la actividad primordial en este territorio en donde tenemos un reclamo de soberanía. IC: ¿Repetirías la experiencia?M.V.: Sí, sin ninguna duda. Muchas preguntas me surgieron con mi investigación y la curiosidad me puede, por lo que me queda mucho trabajo por realizar. Por ahora tengo muchos datos que analizar y mucho para escribir, pero en mi cabeza por supuesto ya estoy planeando mi próxima campaña al continente blanco.

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