Ciudad
El arte de desterrar el “no puedo”
- admin infociudad
El 27 de octubre se celebró el Día Mundial de Terapia Ocupacional –especialidad entendida como el uso terapéutico de las actividades de autocuidado, trabajo y juego para incrementar la independencia y favorecer la calidad de vida de las personas-. Con el fin de ahondar más acerca de esta disciplina, Infociudad conversó con Agustina Dubois, terapista ocupacional gilense que se desempeña en el Centro de Día Alihuén, en el Geriátrico Municipal y cuenta con más de 10 años de trayectoria en este ámbito. Conocé los desafíos de esta profesión y las áreas de trabajo que existen a nivel local.IC: ¿Cuáles fueron tus motivaciones personales para estudiar esta disciplina y qué te moviliza actualmente, día a día, para ejercer como terapista ocupacional?AD: Mi historia con la profesión viene desde la escuela primaria, cuando estaba en séptimo grado. En ese entonces, quería trabajar con nenes que tuvieran Síndrome de Down. Me llamaba la atención ese tema y quería ayudarlos. Todavía no sabía que existía la especialidad de Terapia Ocupacional. Un día recuerdo que mi mamá vio en la televisión a la modelo Valeria Mazza que contaba que había estudiado esta carrera y detallaba de qué se trataba. En ese momento, me contacté con la Universidad de Quilmes y me mandaron un fax con toda la información acerca de los programas de estudio. Ahí decidí que quería ser terapista ocupacional. Con el correr de los años, al avanzar en la carrera que cursé en la UAI, cambié totalmente mi visión acerca del área en que me gustaba ejercer. Me interesé por la discapacidad motora e intelectual, tanto en jóvenes, adultos como gerontes. Creo que se puede hacer mucho en ese sentido. La carrera tiene un abanico tan amplio de posibilidades que te permite trabajar con personas desde los 0 a los 100 años.Al momento de ejercer, al principio, fue un poco complicado porque en Giles no se conocía lo que era esta profesión. Durante mucho tiempo fui la única terapista ocupacional en nuestra ciudad. En ese entonces, se trató de empezar a hacer camino y difundir la especialidad. Hoy por hoy, ya está más instalada la disciplina. Hay varias chicas que por suerte están estudiando y dedicándose a este campo laboral. Me gusta mucho estar en contacto con quienes se interesan por Terapia Ocupacional y difundir la carrera.IC: ¿Cuáles son las actividades que se realizan en el Centro de Día Alihuén? AD: En el Centro de Día me desempeño como directora. Estamos trabajando desde hace un año y medio con 20 personas que asisten allá. El objetivo es brindar un espacio donde jóvenes y adultos con discapacidad intelectual puedan ejercer distintas actividades. Trabajamos en tres áreas: actividades de la vida diaria (que incluyen la higiene, el manejo de dinero y el arreglo personal, por ejemplo), actividades productivas (como manualidades, talleres de huerta, reciclaje y armado de juegos didácticos con material reciclado) y actividades de integración social. El fin principal es que los concurrentes logren la mayor independencia posible en estas tres áreas. Lo más importante es que entiendan que no existe un techo para ellos y que se trata de desterrar el “no puedo” de los pensamientos. Por ejemplo, algunos de los chicos no se ponían la campera solos y hoy en día lo hacen por su propia cuenta. Son objetivos chiquitos, pero cuando veo estos logros es gratificante. Tanto desde el discurso como desde las actividades que proponemos, intentamos transmitirles que ellos son capaces de lograr muchas cosas y que pueden decidir sobre sus propias vidas. Esa es la filosofía de la institución. Los cambios se ven; se ve la independencia que van logrando los chicos. También crecen a nivel emocional, se animan a decir qué les gusta, qué les interesa. Y eso es lo más valioso.IC: ¿Cómo trabajás en el Geriátrico local?AD: En el Geriátrico realizamos un taller orientado a lo cognitivo para favorecer la atención, la concentración y la memoria. Trabajamos con actividades grupales y con juegos. El foco está puesto en fortalecer el sentido de equipo, el interés grupal, respetar los tiempos del otro y conocer al otro. También hacemos un taller de manualidades. El vínculo que se genera es muy lindo. Ellos esperan esos momentos que compartimos. Ya somos como una familia. Siempre hago hincapié en promover estos valores y creo que lo gratificante es eso: la relación, la transmisión de cariño y de energía. Todo eso es lo mejor que me da la profesión.IC: Si entendemos a la Terapia Ocupacional como una disciplina cuyo ejercicio depende directamente del contexto socio-cultural, ¿cuáles creés que son los desafíos que quedan por afrontar en Giles?AD: Si bien falta mucho por delante, considero que hemos cambiado bastante. Cuando yo decidí qué iba a estudiar, en Giles no había espacios que trabajaran para las personas con discapacidad, donde ellos pudieran realizar actividades y disfrutar con un grupo de pares. Hoy sí existen estas instituciones: la Escuela Nº 501, que abarca un montón de población y promueve la integración en otros colegios y también a nivel laboral, ADEA, que trabaja muchísimo en este sentido, y también el Centro de Día.Sí considero que hay un largo camino por recorrer en algunos aspectos. En cuanto a la accesibilidad a espacios públicos, si bien se está avanzando, queda mucho por hacer. También todavía queda por cambiar la mirada social acerca de: “Pobrecitos que no pueden, mejor lo hago por ellos, mejor elijo por ellos que no entienden”. Ese discurso hay que modificarlo. Las personas con discapacidad son personas; tienen el mismo deseo y poder de elección que cualquier otra. En este sentido, creo que vamos por un buen camino, donde todas las instituciones debemos trabajar juntas para difundir lo que hacemos y lo que ellos son capaces de lograr.Hacia el final de la conversación, al preguntarle a Agustina cuál es el discurso que cree necesario instalar en nuestra sociedad, ella concluye así, con palabras simples, pero que llevan a la reflexión profunda: “Si los dejamos hacer, ellos pueden”.